Regla no. 2: No te dejes agarrar por esos hijos de puta. Ellos pueden ayudarte, o no ayudarte, pero pueden frenarte. La gente que financia películas, distribuye películas, promociona películas y exhibe películas no son cineastas. No están interesados en permitir que los cineastas definan y dicten la forma en que llevan su negocio, así que los cineastas no debemos tener ningún interés en permitirles dictar la forma en que se hace una película. Lleva una pistola si es necesario.
Además, evita a los diletantes a toda costa. Siempre hay personas por ahí que sólo quieren estar en la industria del cine para hacerse ricas, para ser famosas o para tener sexo. Generalmente saben tanto de cómo se hace una película como George W. Bush del combate cuerpo a cuerpo.
Regla no. 3: La producción está ahí para servir a la película. La película no está ahí para servir a la producción. Desafortunadamente en el mundo del cine esto sucede casi universalmente al revés. La película no se hace para servir al presupuesto, a la agenda o a la vida de los involucrados. A los cineastas que no entienden esto deberían colgarlos de los tobillos y preguntarles por qué de pronto el cielo está para abajo.
Regla no. 4: Hacer una película es un proceso de colaboración. Tienes la oportunidad de trabajar con otros cuyas mentes e ideas pueden ser más fuertes que las tuyas. Asegúrate de que se mantengan enfocados en su función y no en el trabajo de cualquier otro, o será un desastre. Pero trata a todos tus colaboradores como iguales y con respeto. Un asistente de producción que está deteniendo el tráfico para que el equipo técnico pueda rodar un plano no es menos importante que los actores en escena, el director de fotografía, el director de arte o el director de la película. Las jerarquías son para aquellos cuyos egos están inflados o fuera de control o para los que están en el ejército. Aquellos con los que eliges colaborar, si escoges bien, pueden elevar la calidad y el contenido de tu película a un nivel mucho más alto de lo que cualquiera hubiera podido imaginarse por sí solo. Si no quieres trabajar con otras personas pinta un cuadro o escribe un libro (y si quieres ser un maldito dictador supongo que en estos tiempos lo único que tienes que hacer es meterte en política…).
Regla no 5: Nada es original. Roba de cualquier sitio que rebose inspiración o alimente tu imaginación. Devora películas viejas, películas nuevas, música, libros, pinturas, fotografías, poemas, sueños, conversaciones casuales, arquitectura, puentes, señales de tráfico, árboles, nubes, charcos, luces y sombras. Selecciona lo que vas a robar sólamente de entre aquellas cosas que le hablen directamente a tu alma. Si lo haces, tu trabajo (y lo que has robado) será auténtico. La autenticidad es valiosísima; la originalidad no existe. Y no te preocupes en ocultar que has robado - celébralo si hace falta. En cualquier caso recuerda siempre lo que dijo Jean-Luc Godard: "De lo que se trata no es de dónde tomas las cosas, sino adónde las llevas".